el estrecho de Magallanes
Tras los pasos de Solís, otra expedición partió en busca de la comunicación entre ambos océanos. Estaba a su frente Hernando de Magallanes, un portugués de noble linaje al servicio de la corona española.
El 10 de agosto de 1519, los 5 navíos que formaban esa flota zarparon de Sevilla, Guadalquivir abajo. Completaron su alistamiento en Sanlúcar de Barrameda y se dieron a la mar, hacia mediados de septiembre.
Tuvo Magallanes problemas con su segundo, a quien debió destituir del cargo y, luego de anclar en Tenerife, siguió la ruta de Solís, hasta anclar en Río de Janeiro, el 13 de diciembre de 1519.
Reabastecido de víveres, Magallanes siguió viaje. Exploró parte del Río de la Plata, avistó el cerro de Montevideo y, en el mes de marzo, llegó a la Bahía de San Julián, en la actual provincia de Santa Cruz.
Ante la proximidad del otoño y dado lo riguroso del clima, resolvió invernar en la bahía. Esa determinación originó un motín entre sus subordinados, que querían volver a España, adueñándose de 3 naves. Magallanes reaccionó con tremenda energía, derrotó a los sublevados, hizo ejecutar a algunos de ellos y estableció su campamento en la orilla.
Durante la invernada, los expedicionarios tuvieron tratos con los indios de la zona. Que eran altos y, para protegerse del frío, se envolvían los pies con cueros de animales, superpuestos. De modo que aquéllos parecían enormes. Por eso fueron llamados “patagones”.
En el ínterin, Magallanes despachó a uno de sus capitanes, Serrano, para explorar la costa hacia el sur. Serrano descubrió así el río Santa Cruz pero, al regresar a su base, una fuerte tormenta le hizo naufragar el barco. Parte de la tripulación fue recogida más tarde, parte se ahogó y parte se internó tierra adentro.
Llegado el buen tiempo, la flota reanudó su navegación. Y, el 21 de octubre de 1520, quienes viajaban en ella pudieron observar, detrás del Cabo Vírgenes, la boca de una gran vía de agua que interrumpía la desolada orilla. Habían dado, por fin, con la comunicación de ambos océanos, tan buscada.
Magallanes navegó el estrecho que hoy lleva su nombre y continuó viaje por el Pacífico, superando grandes dificultades.
Descubrió en su ruta hacia el poniente las Islas Marianas y las Filipinas, donde abundaban las especias. Al poner pie en la que llamaron Isla de los Ladrones, Magallanes fue asesinado por los salvajes que la habitaban.
Se hizo cargo del mando su segundo, el vasco Juan Sebastián Elcano, y pasados tres años arribaron los viajeros al puerto de partida, completando por primera vez la vuelta al mundo. Quedó así demostrado, en la práctica, que la tierra es efectivamente redonda.
Sebastián Elcano
