Yrigoyen presidente otra vez
Yrigoyen llegaba por segunda vez a la presidencia de Formó el siguiente ministerio: Elpidio González (Interior), Horacio Oyhanarte (Relaciones Exteriores), Enrique Pérez Colman (Justicia e Instrucción Pública), Juan B. Fleitas (Agricultura), José BenjamÃn ábalos (Obras Públicas), general Luis Dellepiane (Guerra) y vicealmirante Tomás Zulueta (Marina). El personalismo del presidente lo llevó a intervenir hasta en trámites sin importancia alguna. Pero carecÃa de fuerzas, se fatigaba y el despacho se atrasaba. Con lo cual la administración fue quedando paulatinamente paralizada. Otro tanto sucedÃa con la labor legislativa, ya que componÃan la mayorÃa yrigoyenista en el Congreso hombres de escaso relieve, cohibidos ante los representantes de la oposición, mejor dotados que ellos. Situación ésta que los llevaba a rehuir los debates, acumulándose en las Cámaras proyectos que no recibÃan sanción. Se extiende la oposición y coinciden en la misma sectores diversos y hasta antagónicos. Entre los que cabe incluir a las primeras agrupaciones nacionalistas, que reaccionaban ante la ineptitud oficial, comenzando a buscar sistemas sustitutivos de la democracia, ya que veÃan en las prácticas comiteriles uno de los motivos del estado de cosas imperante. Tal inquietud, por otra parte, también se registraba en Europa, que vivÃa una penosa posguerra, en cuyo seno maduraban nuevas ideas. Pocos años antes, en el curso de una conferencia, el gran poeta Leopoldo Lugones habÃa acuñado una frase, que serÃa repetida con frecuencia: “ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espadaâ€. Los jóvenes nacionalistas acogen esa frase. Y escriben en una revista que han titulado El 31 de agosto de 1930 se inaugura En la tarde del 4 de septiembre, una manifestación de estudiantes llega ante El ambiente se torna denso. Columnas enardecidas reclaman la renuncia de Yrigoyen, que está enfermo. A raÃz de ello, delega el mando en su vicepresidente, MartÃnez, el dÃa 5. Establece éste el estado de sitio en Buenos Aires por 30 dÃas. La policÃa disuelve las manifestaciones a balazos. Los diarios de la tarde aparecen censurados. Durante la madrugada del 6, una revolución se pone en marcha. Está a su frente el teniente general José Félix Uriburu. Hipólito Yrigoyen era conocido como “El Peludo” y como “peludistas” sus partidarios. Tal mote le fue adjudicado por la prensa opositora, en virtud de la tendencia del caudillo radical a no mostrarse en público, viviendo recluido en su casa de la calle Brasil como el peludo en su cueva. |
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