Ramírez
RamÃrez formó asà su gabinete: coronel Alberto Gilbert (Interior), almirante Segundo Storni (Relaciones Exteriores), señor Jorge Santamarina (Hacienda), coronel Elbio C. Anaya (Instrucción Pública), general Diego Mason (Agricultura), almirante retirado Ismael GalÃndez (Obras Públicas), general Edelmiro J. Farrell (Guerra) y almirante Benito Sueyro (Marina). Tal como puede observarse, ya desde entonces los militares admitÃan sus limitaciones respecto al manejo de la economÃa, pues el único civil que integra el ministerio ocupa la cartera de Hacienda. En cuanto al vicepresidente, lo fue el almirante Sabá Sueyro. La conformación del gabinete no sirvió para despejar muchas dudas en torno al signo de una revolución que, bien recibida en general –como casi todas las que aquà se han producido–, diversos grupos consideraban propia, continuando asà la serie de equÃvocos vinculada con ella. Los aliadófilos, por estar dirigida contra el “nazi†Castillo; los germanófilos, por haber frustrado la candidatura del “cipayo†Patrón Costas; los radicales, porque aquél era conservador y los militares terminarÃan con el fraude; los conservadores, porque Santamarina era hombre suyo, único civil del gabinete; la opinión pública, porque la proclama revolucionaria anunciaba que se pondrÃa fin a la corrupción administrativa. Del GOU no hablaba nadie, ya que su existencia se ignoraba. Y, a la vuelta de poco tiempo, serÃa uno de sus integrantes el que capitalizarÃa aquel confuso pronunciamiento de junio del 43: el coronel Juan Domingo Perón. Las primeras medidas del gobierno revolucionario fueron drásticas: disolvió el Congreso, intervino las provincias, anuló la convocatoria a elecciones y mantuvo el estado de sitio que ya habÃa dictado Castillo, sometiendo Pronto sufrirÃa un tropiezo serio. El 8 de septiembre de 1943 se conocieron los textos de una carta confidencial, dirigida el 5 de agosto a Cordell Hull por el almirante Storni –canciller argentino a la sazón– y de la respuesta enviada por su destinatario. La misiva de Storni era desafortunada pues, en un tono que no condecÃa con el cargo que desempeñaba, daba excesivas explicaciones sobre los motivos por los cuales el gobierno demoraba en romper relaciones con el Eje. Hull contestó en forma dura y sarcástica. La difusión de ambas cartas produjo un fuerte sacudón, indignando a los militares neutralistas. Storni renunció al dÃa siguiente, asumiendo Ãntegramente una responsabilidad en todo caso compartida, ya que el borrador de su carta habÃa sido corregido y aprobado por RamÃrez, cosa que recién se averiguarÃa mucho más tarde. A raÃz del episodio, el GOU estrecha su cerco en torno al presidente y coloca un hombre suyo, el general Alberto Gilbert, en la cancillerÃa. Durante el mes de octubre, muere el vicepresidente Sabá Sueyro y lo reemplaza Farrell, quien conserva su cartera como ministro de Guerra y que tiene como segundo a Perón. éste, que despliega una actividad infatigable, se ha transformado en el “hombre fuerte†del GOU y su influencia creciente suscita recelos, incluso entre los miembros de la logia. Con motivo de una reestructuración del gabinete, se nombra ministro de Justicia e Instrucción Pública al doctor Gustavo MartÃnez ZuvirÃa, conocido escritor católico que firma sus novelas –cuyas ediciones se agotan– con el seudónimo de Hugo Wast. MartÃnez ZuvirÃa establece la enseñanza religiosa en las escuelas y pone al frente del Consejo Nacional de Educación al doctor José Ignacio Olmedo, otro católico eminente. |
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