agresiones y rumores
A fines de 1954, Perón entra inopinadamente en conflicto con Al ataque verbal de Perón sigue una polÃtica de abierta agresión a La no autorizada procesión de Corpus Christi –realizada pese a todo el 11 de junio de 1955–, se transforma en una gigantesca manifestación, donde a los sentimientos piadosos se suma la pasión polÃtica. Aquel dÃa regresó al paÃs Pascual Pérez, luego de defender exitosamente la corona de los pesos mosca obtenida el año anterior, siendo el primer tÃtulo mundial conquistado por un boxeador argentino. Desde el ministerio del Interior se intentó neutralizar los efectos de la manifestación adversa, mediante un recibimiento multitudinario tributado al flamante campeón. Durante el transcurso de aquélla, la quema de una bandera nacional –que el gobierno achaca a los manifestantes y éstos suponen una maniobra fraguada por el gobierno– da lugar a violentas imputaciones oficiales contra Se proyecta que la reforma constitucional, que habrá de establecer la separación de Empiezan a correr rumores, referidos a actividades conspirativas. Una audición cómica que se difunde por radio, La quema de una bandera argentina, durante la manifestación realizada el día de Corpus Christi, en junio del 55, tuvo notable trascendencia. El gobierno la utilizó para acusar a los católicos de traición a Ocurrió que, llegada la columna de manifestantes al Congreso, se intentaron izar en los mástiles del mismo banderas argentinas enlazadas con la papal. Durante el intento, una de aquéllas comenzó a arder accidentalmente, al tomar contacto con cierta llama votiva que allí había y debiendo soltarla el muchacho que la llevaba, el cual estaba trepando para enarbolarla. Ahora bien, en base a noticias que circularon por entonces, en el ministerio del Interior se habrían enterado del suceso a través de alguno de sus agentes infiltrados en la manifestación, requiriéndose a la policía el envío de la bandera quemada, como prueba de la versión que se resolvió suministrar a su respecto. La policía no había recogido el pabellón chamuscado y, a fin de disimular su omisión, parece que en De manera que las banderas quemadas aquel ya lejano día de 1955 habrían sido dos: una por accidente y otra para ocultar un descuido policial. Ninguna, en realidad, con ánimo de agraviar el símbolo patrio. |
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