un final agitado
No obstante todos estos aspectos positivos, problemas de magnitud diversa se presentan o maduran durante esos años. Por su parte, Augusto Vandor ha establecido discretos contactos con el gobierno, tendientes a sellar un acuerdo que puede llegar a ser histórico. Pero, para evitarlo, un comando formado por 5 hombres, que evidencia en el hecho un profesionalismo implacable, asesina a Vandor el 30 de junio de 1969. En el Uruguay están activos los “Tupamaros”, perpetrando asaltos, atentados con explosivos y secuestros a mano armada. Aquí comienzan a actuar las FAP (“Fuerzas Armadas Peronistas”), que encubren bajo ese nombre su real filiación marxista, financiadas desde El 22 de mayo se lleva a cabo un gran ensayo subversivo en Rosario. Activistas y piquetes de huelga se despliegan, levantando barricadas y saqueando comercios con apoyo de francotiradores. El general Mario Fonseca pondrá fin a los disturbios, ocupando militarmente la ciudad. Días después del “Rosariazo” (que así se lo llamó) sobrevendrá el “Cordobazo”, cuando hechos similares a los acaecidos en Rosario comiencen en Córdoba, el 29 de mayo. En previsión de ellos, el gobernador Carlos J. Caballero pidió el envío de fuerzas desde Buenos Aires, sin que se atendieran sus reclamos. Peor aún, una vez comenzados los desmanes, Lanusse, que es comandante en jefe del Ejército, demora en impartir la orden de reprimir al Tercer Cuerpo, de manera que la agitación superará la registrada en Rosario y se prolongará por más tiempo que allí, teniendo por epicentro el “barrio Clínicas”. Interviene finalmente el Ejército y restablece rápidamente el orden. Pero el país queda sorprendido por estas sucesivas irrupciones de la violencia organizada, el gobierno vacila y, por esa brecha abierta en el consenso que lo sustenta, ensanchada por el general Lanusse, éste se proyectará hacia la presidencia de Onganía reacciona equivocadamente. Por un lado, mantiene en el cargo a Lanusse, cuando las circunstancias imponían su relevo; por otro, pide la renuncia al gabinete, agregando un factor de alarma a una crisis que, en todo caso, ya estaba en vías de superarse. No se habían aquietado definitivamente los remezones del “Cordobazo” cuando, el 29 de mayo, es secuestrado el general Pedro Eugenio Aramburu. Según quedará más tarde en claro, el gobierno resulta totalmente ajeno al suceso. Pero sus detractores intentan endosárselo por todos los medios. Se rumoreaba, en efecto, que Aramburu estaba conspirando y, desde una oposición que nuclea a viejos “gorilas”, “colorados” desplazados y “azules lanussistas”, amén de políticos llamados a forzado silencio, se insinúa que, en conocimiento de las actividades conspirativas a que estaría entregado Aramburu, algún sector vinculado al oficialismo lo habría sacado de circulación. Pasan los días y el general no aparece, de manera que la tensión aumenta. Lanusse se reúne con jefes militares en Campo de Mayo, el 6 de junio. Queda entonces resuelta la suerte de Onganía, que será derrocado dos días después. En tal oportunidad, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Saturnino Llorente, puso a disposición del presidente un helicóptero para que se trasladase hasta el regimiento 7, con asiento en En julio de 1969, un astronauta norteamericano, Neil Armstrong, pone pie en la luna. Y el generalísimo Franco designa como sucesor suyo al príncipe Juan Carlos de Borbón. Onganía se conservó fiel a sí mismo hasta el último momento. Ya destituido, cortados aún los teléfonos de |
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