Perón vuelve
Contrariamente a lo previsto por Lanusse, Perón vuelve al paÃs el 17 de noviembre de 1972. En el juego de tirayafloja que dirimen, el viejo caudillo comienza a sacar amplia ventaja. Poco antes, su delegado personal, Héctor J. Cámpora, ha entregado a Se aloja el viajero en una casa situada en la calle Gaspar Campos 1065, de Vicente López. Frente a ella, se renueva una pequeña multitud. El ambiente es festivo y sugiere un retroceso en el tiempo. Se corean estribillos y suenan los bombos, que sólo acallan su estruendo para permitirles descansar al general y a “Isabelitaâ€. También cesa el jolgorio cuando se hace presente alguna delegación de “Montonerosâ€, con sus militantes enmascarados y portando las banderas negras que distinguen a “ En torno al peronismo se articula el FREJULI (“Frente Justicialista de Liberaciónâ€), que proclama como sus candidatos para las elecciones inminentes a Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima. Mientras, el enfrentamiento de Lanusse con Perón sigue mostrando a éste adelante, cada vez más distanciado de su oponente. Con picardÃa, finge confundirse cada vez que nombra al coronel Cornicelli, a quien ha hecho creer que sus dÃas están contados por padecer un cáncer, tumor éste que, en tanto imaginario, demora en cumplir su fatal cometido, ante la consternación oficial. Y disfruta el falso enfermo oyendo un slogan, que definirá la próxima campaña electoral: “Cámpora al gobierno, Perón al poderâ€. Dicho slogan exacerba a los antiperonistas. Que incurrieran en el error de observar pasivamente cómo Lanusse ha devuelto vigencia a la figura de Perón, con intención de valerse de ella en beneficio propio, pero siendo jaqueado polÃticamente por un zorro que, aunque veterano, no ha perdido las mañas y ni siquiera el pelo. Hasta el punto de tornar inocuas varias cortapisas legales, redactadas para bloquear su ascenso inevitable. Visto el sesgo tomado por los acontecimientos, se insinúan presiones para proscribir al FREJULI. Ya es tarde, sin embargo, y el mismo ministro del Interior expresa que renunciará si ello ocurre. En vÃsperas de las elecciones, Lanusse debe conformarse con difundir un mensaje al pueblo, recomendando “no volver al pasadoâ€. La recomendación presidencial no fue atendida. Pues, en los comicios que tienen lugar el 11 de marzo de 1973, el FREJULI obtiene casi seis millones y medio de votos (49,59%); BalbÃn-Eduardo Gammond, dos millones y medio (21,3%); Manrique-MartÃnez Raymonda, más de un millón y medio (14,9%). En cuanto al candidato fabricado apresuradamente por el gobierno al desmoronarse el GAN, brigadier Ezequiel MartÃnez –a quien acompaña Leopoldo Bravo–, no alcanza a reunir 350.000 votos (2,91%). La guerrilla no permaneció inactiva antes de las elecciones, ni se llamará a descanso después de ellas. En diciembre del 72, incendia el club “Tortugas†y asesina al almirante Emilio Rodolfo Berisso. Durante ese año, ha matado a 41 efectivos de las policÃas Federal y provinciales. En marzo de 1973, “Montoneros†roba un camión cargado con amonita, un poderoso explosivo, y el ERP ocupa la planta nuclear de Atucha. FAR copa Villa Allende, en Córdoba, y ERP una fábrica en Santa Fe, luego de asaltar dos puestos policiales en La lista que antecede no agota los múltiples hechos terroristas registrados en el perÃodo, que exceden largamente los consignados. En cuanto a su represión, no obstante algunas muertes que aparecen como ocurridas en enfrentamientos dudosos, se lleva a cabo con intervención de una Cámara creada dentro del fuero Federal, con competencia especÃfica en la materia. Aunque la misma funcionó eficazmente, habiendo dictado múltiples condenas ajustadas a derecho, más adelante será disuelta y sus integrantes quedarán a merced de las venganzas que intentarán cobrarse los condenados. Caerá asà asesinado el doctor Jorge Quiroga y los demás camaristas tomarán el camino del exilio, salvo César Black y el fiscal Gabino J. Salas que, haciendo gala de coraje, resuelven quedarse en el paÃs. Mientras Perón ocupaba su casa en la calle Gaspar Campos, un grupo guerrillero le hizo llegar una fotografÃa, que lo mostraba afeitándose en el baño. Escena doméstica ésta que, asà como fue observada a través del visor de una cámara, pudo serlo por medio de una mira telescópica adosada al fusil de un tirador experto. El mensaje resultó sin duda elocuente. |
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