Galtieri
Galtieri designa en su gabinete, entre otros, al general Alfredo Saint Jean (Interior), y a los doctores Nicanor Costa Méndez (Relaciones Exteriores) y Roberto T. Alemann (EconomÃa), resuelto a dar un nuevo sesgo al “Procesoâ€. Releva a los militares que ocupan cargos en empresas estatales y hace pública una declaración sobre su propio patrimonio, para evidenciar la decisión oficial de gobernar honestamente. Congela asimismo los contactos polÃticos iniciados por Viola y no parece demasiado dispuesto a que las urnas dejen de seguir guardadas. Al menos hasta haber asegurado una retirada decorosa para las Fuerzas Armadas, que habÃan asumido el poder en 1976. Durante la pulseada, el presidente parece anotarse algunos puntos a su favor, gracias a un asado multitudinario con que se lo agasajó, en la localidad de Victorica, y al que concurrieron 13.000 entusiastas asistentes. La figura de Galtieri lo ayuda a no pasar inadvertido. Es muy alto, tiene el pelo plateado y un perfil de condotiero renacentista. Campechano en el trato, lineal en sus concepciones, está junto a él un hombre de caracterÃsticas opuestas, que puede llegar a complementarlo eficazmente: el almirante Anaya, su compañero de clase en el Liceo Militar y par suyo en Anaya es menudo, se peina con gomina el pelo retinto y, aunque no en vano se lo conoce como “El Negroâ€, tiene los ojos claros, casi amarillos, siendo su mirada y su gesto los de alguien con quien puede resultar arriesgado tener un entredicho. Habla poco, posee fama de jefe inflexible y su rectitud es proverbial. Pronto se hablará de ambos, como asà también del brigadier Lami Dozo, en virtud de los sucesos que habrán de desencadenarse el 2 de abril de 1982. Se hablará de Galtieri por ser presidente de El 30 de marzo tiene lugar una concentración gremial hostil al gobierno en Plaza de Mayo, violentamente disuelta por la policÃa. Tres dÃas después, se reunirÃa allà una muchedumbre –entre cuyos componentes se contarán algunos de quienes habÃan sido desalojados sin miramientos del lugar poco antes– para solidarizarse con ese gobierno por razones aptas para postergar enfrentamientos domésticos entre argentinos. |
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