desembarco en Malvinas
Al despuntar el alba del 2 de abril de 1982, conmovió al mundo una noticia sorprendente: fuerzas combinadas argentinas habÃan desembarcado durante la noche anterior en las Malvinas, ocupando su capital y otros puntos del archipiélago. Tales hechos, cuyos antecedentes lejanos conocemos, empezaron a eslabonarse en diciembre de 1981. Ocurrió que el plan para recuperar las islas siempre formó parte de las rutinas tácticas y estratégicas a disposición de los Estados Mayores argentinos. Pero no pasaba de eso. Incluso se hallaba absolutamente desactualizado cuando, en diciembre del 81, Anaya ordenó ponerlo al dÃa, por cuanto un análisis de las actitudes británicas permitÃa al observador atento advertir un endurecimiento de la posición inglesa en el secular diferendo. Se trataba, sin embargo, de una previsión a largo plazo. En todo caso, de una previsión que Anaya no supuso hubiera que pasar a ejecutar poco tiempo después. Más aún, al manifestar oficialmente Costa Méndez que, ante el fracaso de la última ronda de negociaciones concluida con Inglaterra, ¿Cuáles eran los factores que habÃan incidido en el fracaso de aquella ronda de negociaciones, aludida en la declaración del canciller argentino? Tres al menos: la participación en ellas de representantes de los isleños, resueltos a bloquear cualquier acuerdo; los intereses vinculados con ¿Y cuáles eran los hechos inmediatos, que determinaron a Un oscuro comerciante de nacionalidad argentina y apellido ruso –Davidoff– habÃa firmado tiempo atrás un contrato con cierta firma británica, a fin de desmantelar en su provecho unas factorÃas abandonadas en la desolada isla San Pedro, de las Georgias del Sur. Registrado formalmente el contrato y formalmente informadas las autoridades inglesas de Stanley al respecto, los obreros de Davidoff desembarcaron en esas inhóspitas playas, el 18 de marzo de 1982. Un transporte arrendado a Luego los sucesos se encadenarÃan a velocidad creciente, presentándose como un juego de equÃvocos que, en realidad, no fue tal, pues Gran Bretaña impulsó cuidadosamente la escalada bélica hasta un punto sin retorno. Se dijo que entre los obreros se contaba personal militar, lo cual no era cierto. Se les imputó haber izado una bandera de su paÃs en el campamento, cosa que en modo alguno constituÃa un delito. Y se afirmó sin fundamento que los argentinos removieron hitos y mojones británicos, colocados en la zona. Los ingleses, que en ningún momento habÃan planteado ese requerimiento, exigieron a los integrantes del grupo visaran sus pasaportes en Gritvyken, asiento de la autoridad local. Los argentinos no podÃan avenirse a cumplir el trámite, pues hacerlo significaba reconocer que pisaban suelo extranjero y sentar un precedente adverso para nuestras constantes reivindicaciones. Costa Méndez ideó un procedimiento intermedio –sellar en Gritvyken las “tarjetas blancas†con que, según acuerdos anteriores, sus compatriotas podÃan entrar en las Malvinas–, siendo rechazada esa posible solución. Inglaterra insistió en su exigencia de que los pasaportes fueran visados, advirtiendo que, de lo contrario, procederÃa a retirar por la fuerza a los operarios y, en consecuencia de ello, el “HMS Endurance†puso proa a las Georgias. Mientras tanto, tenÃa lugar otro hecho fundamental, a cuyo respecto no se ha insistido suficientemente: el 25 de marzo, más de una semana antes de llegar las fuerzas argentinas a Stanley, una fracción de la flota británica zarpó de Gibraltar hacia la zona del conflicto, dando asà comienzo a las hostilidades. Los dados estaban echados. Durante la noche del 1º de abril, comandos anfibios y buzos tácticos argentinos ponÃan pie en BahÃa Enriqueta, no lejos de Stanley, desembarcados por la fragata “ARA SantÃsima Trinidadâ€. Divididos en dos grupos, uno ocupó el cuartel que habÃan desalojado los “Royal Marines†destacados en la isla y otro se dirigió directamente a la capital. Rodeada la casa del gobernador Rex Hunt, se produjeron algunos tiroteos con los infantes de marina ingleses que la defendÃan, muriendo en ellos el capitán de Simultáneamente, más fuerzas llegaban al archipiélago, transportadas por el “ARA San Antonioâ€, donde se hallaba el jefe de la operación, almirante Carlos Büsser y, al mando de una fracción de Ejército allà embarcada, el teniente coronel Mohamed Alà SeineldÃn. Rodeada la gobernación por blindados anfibios, Hunt solicitó hablar con Büsser, a quien le intimó abandonar las islas. Respondió Büsser: “Desembarcamos en la misma forma en que ustedes lo hicieron en 1833 y mis órdenes son desalojarlo a usted y a las tropas británicas para restituir el territorio a la soberanÃa argentinaâ€. A las 9,05 del 2 de abril, el gobernador se rindió al general GarcÃa, titular del “Teatro de Operaciones Atlántico Sur†(TOAS). ConcluÃa asÃ, sin que ni un inglés resultara siquiera herido, el “Operativo Rosarioâ€, denominado de ese modo a instancias de SeineldÃn. Aquella misma noche, el presidente Reagan se habÃa puesto en comunicación telefónica con Galtieri, tardÃamente informado por sus servicios de inteligencia respecto a los acontecimientos que se avecinaban. Intentó disuadir a su par argentino de seguir adelante. Pero la acción estaba en marcha y era tarde para detenerla. Dijo Galtieri: “ AquÃ, las informaciones sobre la ocupación de Stanley despertaron un entusiasmo desbordante. Las casas se embanderaron y todo el mundo se colocó una escarapela. El aire vibró con los acordes de “Se iniciaron las operaciones en el sur para respaldar la soberanÃa nacional†( “Argentina comenzó el operativo de recuperación de las Islas Malvinas†( “Inician la reconquista de las Malvinas†(ClarÃn); Por la tarde, expresarÃa Los polÃticos, en forma casi unánime, apoyaron la decisión del gobierno, aunque más adelante procurarÃan que se olvidaran esas manifestaciones de adhesión. El 3 de abril, después de un combate con los Royal Marines que defendÃan Gritvyken –donde murieron cuatro de los nuestros– las Islas Georgias del Sur caÃan en poder del Grupo de Tareas 60.1. La rendición se produjo a las 13.22 e implicaba que también quedaran bajo control nacional las Sandwich del Sur, desolado montón de rocas sometido a la acción de un clima despiadado. La recuperación de las Malvinas, Georgias y Sandwich fue intensamente festejada por los argentinos. En las primeras horas de la tarde del 2 de abril, un inmenso gentÃo ya se habÃa dado cita en Llegaban mientras tanto más fuerzas al archipiélago. Los aviones “Hércules C Y, pronto, consultada |
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