hiperinflación y renuncia
El 14 de mayo se realizan las elecciones presidenciales y legislativas. Menem-Duhalde obtienen 7.881.385 votos (47%); Angeloz-Casella, 5.401.788 (32,5%); Alsogaray-Natale, 1.092.327 (6,6%). El peronismo pierde sólo cuatro distritos, si bien sumamente importantes dos de ellos: Capital Federal, Córdoba –por muy poco–, Chubut y Salta. Apenas conocidos los resultados electorales, empieza a tomar cuerpo la exigencia generalizada de que el gobierno radical deje su lugar a quienes lo han de suceder. Menem dice resistirse a ello y tan sólo admite que aceptará “si se lo piden todos los sectoresâ€. El propio ministro de EconomÃa en funciones reconoce que “a nadie le interesa ni cree en este gobiernoâ€, que es el suyo. AlfonsÃn anuncia, no obstante, que se quedará hasta el final de su mandato, el cual recién expirará el 10 de diciembre. Reemplaza en EconomÃa a Pugliese por Jesús RodrÃguez (un hombre de “ La inflación de mayo alcanza al 78,5% y la situación se torna incontrolable. Los aumentos diarios de precios llevan a que el comercio retenga mercaderÃas, que no sabe cuánto valen. La cotización del dólar marginal trepa entre el momento en que los despavoridos inversores entran en los locales donde aún se lo puede adquirir y el instante en que cierran la operación. Pronto, los codiciados billetes verdes desaparecerán y han de costar tanto como se pueda dar por ellos. Inciden en tal estado de cosas ciertas declaraciones de Guido Di Tella –sumado recientemente al elenco de Menem y que es mencionado para ocupar algún cargo destacado en el área de EconomÃa– quien, sin inocencia alguna, ha expresado que el nuevo gobierno se manejará con un dólar muy alto. Comienzan a ser asaltados los supermercados. Azuzadas por activistas, verdaderas multitudes se lanzan contra ellos y los desvalijan, llevándose desde paquetes de fideos hasta videograbadoras. También saquean pequeños almacenes y alguna casa de familia. Tales hechos se registran en varias partes del paÃs pero, con mayor intensidad, en Rosario, Córdoba, Mendoza y el gran Buenos Aires. La policÃa apenas actúa. Y se ven vecinos que, armados con fusiles y escopetas, esperan en las azoteas de sus casas el arribo de las turbas. Anunciado por rumores alarmistas que, pese a ser casi siempre falsos, corren como reguero de pólvora. Antes de emprender la retirada, el gobierno radical le juega una mala partida al que pronto ha de asumir. Menem, durante su campaña, ha prometido un aumento de sueldos que llamó “el salariazoâ€. Y que ya no será fácil otorgar pues, a fin de crearle dificultades, el Consejo del Salario dicta una disposición postrera y eleva notablemente el sueldo básico –de pago obligatorio– a 20.000 australes por mes. El paÃs arde por los cuatro costados. Y el gobierno aparece impotente para apagar el incendio. AlfonsÃn y Menem se han reunido, a fin de acordar alguna fórmula que permita sortear los meses que faltan hasta la transmisión del mando, pero no alcanzan resultados apreciables. Privado de toda autoridad, el presidente oscila entre el tono conciliador y la intemperancia. Por último, acosado por las circunstancias –que Menem capitaliza con astucia– anuncia su decisión de renunciar, al igual que el vicepresidente MartÃnez. Hacia mediodÃa del 8 de julio, Carlos Saúl Menem se hace cargo de la presidencia de un paÃs que está al borde del colapso. Mueren en junio el ayatollah Khomeini y José López Rega, que se entregara a la policÃa en los Estados Unidos y que estaba preso aquÃ. Ese mes, asimismo, el gobierno chino aplasta, mediante el empleo de tanques, una concentración gigantesca que, reclamando mayores libertades, permaneció largo tiempo estacionada en la plaza Tiananmen. Se han llevado a cabo elecciones en Polonia y el sindicato “Solidaridadâ€, transformado en partido polÃtico, logra en ellas un triunfo arrollador. |
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