desde 1492 hasta 1800
fortalezas en el Sur
 
 
En cuanto a la Patagonia, diré que a principios de 1535 llegó a esas desoladas regiones Simón de Alcazaba, con un título de Adelantado que las incluía. Su aventura fue desastrosa y, luego de fundar en una inhóspita caleta un fuerte que bautizó “Nueva León”, murió a manos de su gente amotinada, que regresaba de una incursión tierra adentro.

 

Otra expedición, al mando esta vez de un fraile –Francisco de la Ribera– y enviada por el obispo de Plasencia, llega al estrecho de Magallanes en 1540 y termina tan mal como la de Alcazaba, naufragando su nave capitana. Se supone que un sobreviviente de ella, que se interna en la Patagonia, pudo ser el fundador legendario de la mítica “Trapalanda”, versión austral de la “Ciudad de los Césares”.

 

Francisco de Ulloa y Francisco Cortés Ojea realizan sendas incursiones en busca de la misteriosa ciudad, sin conseguir su objeto. También llega a la zona Juan Fernández Ladrillero, quien explora los canales fueguinos. Y el pirata Francis Drake hace de las suyas por allí.

 

Los piratas, en efecto, ya acosaban a los galeones españoles. Y, para impedir su paso hacia el Pacífico, se decide fortificar el estrecho. Pedro Sarmiento de Gamboa es nombrado gobernador y zarpa hacia el lejano sur con una nutrida expedición, militar y colonizadora, en 1581. Los infortunios se abaten sobre la empresa, conjurándose contra ella las inclemencias del clima. Tormentas y naufragios se suceden. Los expedicionarios sufren hambre y frío. Pese a todo, Sarmiento funda dos ciudades-fortalezas en aquellas soledades: “Purificación de Nuestra Señora” –que luego traslada, rebautizándola “Nombre de Jesús”– y la “Ciudad del Rey don Felipe”.

 

Estas poblaciones subsisten en condiciones durísimas. Reunidos sus habitantes en la “Ciudad del Rey don Felipe”, son finalmente atacados por el pirata inglés Cavendish, que se lleva cuanto hay en ella, en especial sus cañones, dejando abandonados a su suerte a los pocos españoles que quedan vivos. Sugestivamente, la ciudad pasa a ser conocida como “Puerto Hambre”.

 

En 1600, el holandés Sebaldo de Weert impone su nombre a las “Islas Sebaldinas”, nuestras actuales Malvinas, antes denominadas “de Sansón” por los castellanos.

 

Diego Flores de León descubre, en 1621, el Lago Nahuel Huapi, donde los jesuitas establecen más tarde una misión. Y es el padre Mascardi quien explora la región, a partir de 1670, llegando a la costa atlántica para morir mártir, finalmente, a manos de los indios.