desde 1900 hasta 1992
Yalta y Chapultepec
 
 

Entre enero y febrero de 1945, se dan cita en la ciudad de Yalta los líderes aliados conocidos como “Los Tres Grandesâ€: Franklin Delano Roosevelt por los EE.UU.; Winston Churchill por Gran Bretaña y José Stalin por la Unión Soviética. El fin de la lucha es inminente y convienen el modo de distribuirse el mundo después de ella, asignando una gruesa porción a los soviéticos, que se llevan la parte del león en el reparto.


Hacia esas fechas, viaja a Buenos Aires una misión norteamericana. Tiene por objeto lograr que se declare la guerra a los países ya prácticamente vencidos, de modo que no aparezcan fisuras en el bloque americano, que habrá de reunirse en la Conferencia de Chapultepec (Méjico), para tratar la situación que seguirá al cese de las hostilidades. Los enviados estadounidenses tratan con Perón. El 27 de marzo de 1945, la Argentina declaró finalmente la guerra al Eje. El 4 de abril, nuestro delegado firmaba el acta final de Chapultepec. El 7 de mayo capitulaba Alemania.


Sobreviene un chaparrón de renuncias, pues los nacionalistas que están en el gobierno se van. Echeverry Boneo, que ocupaba a la sazón el ministerio de Justicia e Instrucción Pública, lo hace junto con su subsecretario, el escritor Ignacio Braulio Anzoátegui. Peluffo deja la cancillería y con él Mario Amadeo, Máximo Etchecopar y el mayor José Embrioni. La “Alianza Libertadora†sale de nuevo a la calle.


En algún momento, Perón había asegurado que se cortaría las manos antes que firmar los acuerdos de Chapultepec. Cierta hoja nacionalista publica por esos días una caricatura, donde el coronel aparece manco. Pasados muchos años, la misma adquiriría un trágico matiz premonitorio.