desde 1900 hasta 1992
convocatoria a elecciones
 
 

Ese singular fenómeno popular que fue el 17 de octubre, tuerce el rumbo de las cosas. El gobierno se reestructura en una línea afín a Perón, convocándose en noviembre a elecciones generales, que tendrán lugar el 24 de febrero de 1946.


Los opositores organizan la “Unión Democráticaâ€, bajo el lema: “por la libertad contra el fascismoâ€. Aglutinándose en ella las mismas fuerzas que desfilaron en la “Marcha de la Libertad y la Constituciónâ€, desde radicales hasta comunistas, excluídos los conservadores que no participan de la alianza electoral.


Perón cuenta con apoyo oficial, pero carece de una estructura política para sostener su candidatura. Reúne precariamente a algunos disidentes del radicalismo, a caudillos del interior y a varios dirigentes obreros, entre ellos Cipriano Reyes –del gremio de la carne–, que ha formado el Partido Laborista.


Como la situación económica empeora y los precios aumentan, el peronismo anuncia:


“Sube la papa, sube el carbón


y el veinticuatro sube Perónâ€.


Hace circular asimismo un volante, para componer el cual ha utilizado las iniciales de los partidos aliados en la Unión Democrática:


Por Consecuencia (PC, Partido Comunista)


Presidente Será (PS, Partido Socialista)


Un Coronel Retirado (UCR, Unión Cívica Radical)


Domingo Perón (DP, Demócratas Progresistas)


Un Descamisado (UD, Unión Democrática)


Pues “descamisados†se les decía a los seguidores de Perón. Que adoptó la denominación y empezó a dirigirse a los suyos despojándose del saco, cosa nada frecuente en una época en que se vestía con formalidad.


Sus adversarios utilizaron frecuentemente, en cambio, las caricaturas de “Tristánâ€, dibujante del periódico socialista La Vanguardia, que representan a Perón como un mazorquero, adornado con repetidas cruces svásticas. También circulaba una oblea donde aparecía “Fúlmine†(un “jettatore†creado por el lápiz de Divito), augurando con convicción el triunfo peronista, que así se intentaba “mufarâ€.


El coronel, no obstante, opone dialéctica a la eventual “mufaâ€, que debía atraer sobre él la predicción de Fúlmine. Para ello, en un discurso que pronuncia el 12 de febrero, plantea una disyuntiva sin opciones intermedias: Braden o Perón.


Tan tajante alternativa, pintada en zócalos, tapias y paredes con tiza, carbón o cal e impresa en tiras de papel, que aparecen pegadas sobre los carteles que fija la Unión Democrática, se transforma en el caballito de batalla del peronismo.


J. Hortensio Quijano completa la fórmula, como candidato a vicepresidente. La Unión Democrática integra la suya con José P. Tamborini y Enrique Mosca.


La “Alianza Libertadora Nacionalista†apoya la candidatura de Perón a la presidencia, pero concurre con una lista propia de candidatos a senadores y diputados, por la Capital Federal: son aquéllos el almirante Storni y el Dr. Frank L. Soler; entre éstos figuran el padre Leonardo Castellani, Carlos Ibarguren (h), José María Rosa, Juan Pablo Oliver, Enrique Roca, Juan Puigbó, Basilio Serrano y Jorge Napp.


Los comicios fueron extremadamente limpios, controlados por el Ejército. Y, ante la sorpresa de muchos, Perón-Quijano se imponen con 1.478.372 votos, contra 1.211.666 que obtiene la Unión Democrática.


Comenzaba en el país una nueva época.